“Yo no soy una política de siempre» recuerdo estar en las protestas contra Jamil y Lucio, no olvido exigir un país mejor, luchar contra un Estado mediocre y estafador, hice la cobertura del 30S sin descanso en redes sociales mientras los medios públicos y privados no difundían información. Pero ahora soy una ciudadana cansada de los recuerdos y vivir atormentada por ellos con el «prohibido olvidar», recuerdo con nostalgia un Ecuador de libertad. Mi llamado es a no permitir que nos cierren los ojos con glorias pasadas pues nuestro futuro está en juego. Soy una ecuatoriana que ahora no esta conforme con lo que escucha, que teme una tiranía aún mayor y una violencia promulgada hacia los pueblos que pudieran estar a favor o en contra de un partido político. Hoy, 17 de septiembre de 2014, defiendo mi derecho a expresar mi inconformidad con la violencia, la agresión y las cuentas poco claras de un lúcido desenfreno por obtener más fondos públicos si es que aún los hay.
Veo con orgullo a chicos de 16 años apoyando una revolución con tanto furor, argumentado lo bien que esta el país sin comprender si quiera que significa socialismo o libertad, pero ese sentir me hace recordar un 1992 cuando en el centro de Quito lleno de saqueos y bombas lacrimógenas mi madre me soplaba cigarrillos para que pueda respirar mientras mi corazón libertario encendía su llama. Ante esto, no puedo dejar de decir que quienes vivimos esa transición política de dinero sustraído frente a nuestros ojos como nos pasó con Abdalá Bucaram en el 97, no podemos callar ahora ante los actuales actos de corrupción poco esclarecidos y al claro vicio por el poder y el dinero.
¿Por qué digo esto? Es cierto, el Ecuador ha mejorado, hay organización, hay obras, más inversión pública pero no podemos hacernos de la vista gorda ante la violencia, estigmatización, un servicio público que aunque con mejor estructura física sigue siendo decadente en atención al usuario; cuantas veces no se han sentido agredidos por un funcionario público que actúa como si nos estuviera haciendo un favor, ó se cayó el sistema después de horas de espera, ó nos dan una cita médica para 3 meses en el Seguro Social . ¿Será que todos los que no estamos de acuerdo con esto somos los mismos políticos de siempre, los vende patria?
No señores, porque no es cierto que el Gobierno de Rafael Correa concediese a su hermano Fabricio Correa diversos contratos públicos por más de 150 millones de dólares. Tampoco es cierto que bajo gestión de Pedro Delgado se produjesen graves fallas en la supervisión del Pacific National Bank que habrían permitido el lavado de activos. No es cierto que los hermanos Alvarado hayan multiplicado de forma espectacular su patrimonio personal y los beneficios de sus empresas, al igual que ha ocurrido con otras empresas consultoras, encuestadoras y asesoras de comunicación. No es cierto que el Banco Cofiec, de gestión gubernamental dentro del fideicomiso AGD-CFN, concediese un préstamo sin garantías por valor de $800.000 dólares al ciudadano argentino Gastón Duzac. Y mucho menos es cierto que se hayan enviado 40 kilogramos de cocaína a Italia en una valija diplomática ecuatoriana que fue interceptada.
Así como tampoco es cierto que la Comisión de Tránsito del Ecuador cometió irregularidad alguna en la compra de chalecos y placas de motocicletas por valor de 1,2 millones de dólares. Pero aquí no hay persecuciones ni mucho menos álgidos intentos por aplicar la justicia. Solo hay un audaz y bien desenvuelto presidente recordándonos las penas pasadas cada sábado del año. Los salarios en la empresa pública son buenos no se puede decir lo contrario, en su sabatina de este 13 de septiembre el presidente recalcaba los cientos de millones de dólares que reciben los municipios y yo me pregunto dónde están las obras, muy independiente a las vías, dicho sea de paso es inversión del gobierno central; cuál es la obra de esos alcaldes a favor y de «oposición» al gobierno, dónde esta esa fiscalización que si se ve en los medios de comunicación, que dicho sea de paso aún se ven publicidades y contenidos que infringen la normativa basada en los derechos humanos y el tan mal gastado «Buen Vivir».
Soy ecuatoriana de nacimiento y desde mis 5 años viví las huelgas del MPD, los atropellos de varios políticos corruptos, el feriado bancario, los robos a diestra y siniestra, los paquetazos, los viví en carne propia y luché por ese cambio en mi juventud, voté por un nuevo futuro y esa transformación incluía mi derecho a defender mi mandato como pueblo que escogió una constitución en el 2008.
Yo debato hoy la violencia, la tiranía, la inequidad, la agresión, imposición; sostengo el deseo de una sociedad de derechos y libertad. Una marcha debe ser por convicción para debatir nuestros reclamos y derechos, nunca con el fin de la violencia. Quiero una sociedad que promueva el ahorro para nuevas inversiones privadas o construir nuevos sueños, no deseo promulgar el miedo a través de dinero electrónico, disposición de nuestros ahorros y bonos estatales. Estoy a favor de la vida y de los derechos de los menores pero la barbaridad de solapar la irresponsabilidad de los padres y patrocinarlos con dinero público, nuestro dinero, para pagar años por no decir décadas de pensiones alimenticias y ahora la tengan fácil para hacer hijos sin escrúpulos; pues el pueblo, el tan amado pueblo de la revolución, pagará a través del generoso y comprensivo BIESS.
Señores soy una ciudadana ecuatoriana, que aporta con impuestos y tasas, con un valor aproximado de 130 dólares mensuales para que el señor presidente pueda seguir haciendo y deshaciendo, una ecuatoriana que ama a su país mas que a nada y las personas que me conocen podrán dar fe de mi sentir. Pero hoy, me estoy rebelando ante un dirigente que cada día me representa menos y agrede más, pidiendo que ceda y escuche, que analice y reprenda, que realmente actúe y no se deje envolver por la tiranía a la que nos esta encasillando. Pero ya saben: nada de esto es cierto. Por eso, no pierdan ni un solo segundo buscando en Google cualquiera de estas mentiras. Como usted sabrá si es un ecuatoriano de bien, todo en la revolución ciudadana es íntegro, puro, bello y con infinito amor.